16 octubre 2009

Lobotomía... ahora entiendo porque los yankis son como son

Ahora me queda todo mucho mas claro, no es que a estos tipos (los yankis) les falle, o sean una especie de devoradores de países, desquiciados descontrolados anales que solo pretenden la explotación y aniquilación de cualquier país, medio pedorro, que, gracias a sus recursos naturales, podría en algún hipotético caso, y siempre y cuando lo dejen de joder, llegar a formar una pequeña gran potencia. Ahora me doy cuenta que no.
Y todo esto me trae a la memoria la película de Mel Gibson, Mad Max III, donde, quien la haya visto recordara, había un enanito de mierda, (solo al principio, luego se revelo como un genial pulgarcito adorable), que manejaba a un grandote medio tarado que lo único que hacia era babear continuamente detrás de un casco.
Ya esta todo dicho, más claro echale agua destilada.
Los queridos genios y santos, (solo en sus películas), de los nortemamones, son ese gigante, simpático pero tarado de la película. Y el enano macabro, que en la realidad nunca deja de ser macabro, es; y es acá donde empiezan los problemas, son los mismos que lloran en la pared de la mentira, reclamando por un holocuento, mientras masacran impunemente a los verdaderos dueños de las tierras que robaron y explotan ferozmente al mundo civilizado.
Ahora son ellos los que practican la lobotomía, pero ya no con pseudo cirugías, sino con la televisión, con los “medios nocivos de desinformacion.
La lobotomía

La idea de la cirugía, que después se probó que era inválida, era que estos nervios de alguna manera estaban mal formados o dañados, y que si se destruían podrían regenerarse a conexiones saludables. El objetivo de la lobotomía era mejorar síntomas y estados psiquiátricos de agitación profunda, angustia, depresión o preocupación, o compulsiones incontenibles o dolores incorregibles. Las condiciones médicas que eran tratadas con la lobotomía regularmente eran neurosis crónica obsesiva, tensión crónica, ansiedad crónica, y depresión crónica y esquizofrenia. La más infame era la lobotomía transoribtal era una operación “a ciegas” en el aspecto de que el cirujano no sabía con certeza si había cortado los nervios o no. Un objeto filoso parecido a un pica-hielos se insertaba en el hueco del ojo, entre el párpado superior y el ojo. Cuando el médico pensaba que ya estaba en lugar correcto, golpeaba el extremo del instrumento con un martillo. El procedimiento fue popularizado en los Estados Unidos por Walter Freeman, quien ni siquiera era cirujano y que también inventó “el procedimiento de la lobotomía del “pica-hielo”: Freeman utilizó literalmente un pica-hielo y un mazo de caucho en vez del procedimiento quirúrgico estándar. En un acto espantoso, Freeman martilleaba el pica-hielo en el cráneo apenas sobre el conducto lacrimal y lo movía hasta cortar las conexiones entre el lóbulo frontal y el resto del cerebro. Entre 1936 y los años 50, realizó lobotomías a lo largo y ancho de los Estados Unidos. A pesar del hecho de que había vasta evidencia de que la cirugía no era terapéutica, las operaciones continuaron por décadas. En última instancia entre 40.000 y 50.000 pacientes fueron lobotomizados, con poco o sin cualquier estudio de seguimiento para considerar si el tratamiento era eficaz. Las lobotomías como forma de tratar la enfermedad mental eran una barbarie, que solo pudo ser frenada con el desarrollo de anti-psicóticos. La era de la lobotomía ahora se observa generalmente como episodio bárbaro en historia psiquiátrica. La última lobotomía se practicó en 1967.

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