12 diciembre 2008

Las lanzas de Cronos

Camino sigiloso por la oscuridad que me circunda, la negra noche de mi ceguera intencionada. Las palabras sin sonido que hacen eco en mi cabeza sin contención se disipan como el viento de primavera. La rapaz predadora circunvala con su agotador aleteo las paredes ajadas de la débil morada de mi corazón. Fuego nace como espuma sin que su ardor me despierte de esta pesadilla que no pedí soñar, que nunca quise vivir. Sentir que la filosa mirada de Damocles esta posada en mí por tanto rato sacude mis amargas intenciones. Sin pena ni gloria se escapa la palabra que nunca dije, las intenciones que no llegaron a acciones, los anhelos que no pasaron del umbral de lo imaginario. Lento pero constante las lanzas de Cronos van marcando el final de la función.

10 diciembre 2008

Las pastillas ya no funcionan

Tartamudo como el golpear del tren, balbuceaba frases inentendibles; las escupía como espesa saliva de borrachera, las vomitaba como sangrante coagulo estomacal. Nadie entendía sus frenéticas palabras, no creo que llegaran a significar algún concepto coherente, solo heréticas tribulaciones de un maniático febril, con salvaje mirada perdida y desorientada. Los comensales se reían de su desesperación, se burlaban abiertamente de sus recónditos tormentos que fluían como un chorro de agua de su despoblada boca purulenta. De pronto un golpe mal dado da de lleno en la cabeza del desquiciado, dejándolo embotado por unos minutos; una atronadora carcajada general explota en el aire. Su cabeza le duele horrores, sus pesadillas se arremolinan todas juntas propiciando ese terrible huracán que las píldoras consiguen contener, la sangre bulle en sus venas hinchadas por el odio.
Sangre, sangre salada que brota a raudal de los restos irreconocibles; las Erinias vengadoras otra vez interfieren con su tratamiento; la salida del Hades cada vez esta mas lejos, se dice mientras enjuga sus manos carmesí.