01 julio 2008

EL dominio global, segundo intento.

Luego de mi fallido intento de conquista mundial, utilizando a mi ejercito de sea-monkeys, gracias a la inoportuna intervención de mi madre, y no dándome por vencido con el tema del dominio mundial, seguí planeando meticulosa y metódicamente un infalible plan para conquistar el mundo.
Casualmente, y sin meditación previa, viendo un día la hormiga atómica, se me ocurrió que podía utilizar un ejercito de poderosas hormigas, (es bien sabido de la súper fuerza de las hormigas que logran levantar hasta 50 veces su peso), para mi propósito.
No fue nada fácil, ya que en un principio las hormigas no solo no obedecían mis mandatos, sino que además me picaban causándome muchas ronchas dolorosas, pero obviamente eso no iba a detenerme, y luego de varios meses de riguroso entrenamiento hormigueril, todo ese sacrificio dio sus frutos, con el paso de los meses fui descubriendo que por medio de un patrón preestablecido era posible guiar a las hormigas a donde yo quería que fueran, y mediante una secuencia programada de diferentes olores podía comunicarme con ellas, por fin, y ahora de una vez por todas, mis planes de conquista mundial tomaban una forma real ante mis ojos.
Mi plan de dominio era sencillo en apariencia, pero efectivo como ninguno, mi idea era utilizar mi ejercito de hormigas para apropiarme de todo el alimento que existiera en el mundo, ya se sabe que las hormigas son grandes recolectoras, así me aprovecharía de su habilidad y dejaría al mundo sin sustento alimenticio, entonces si los gobiernos de los países tendrían que conferenciar conmigo, y el precio por sus preciados alimentos que yo mismo racionaría seria…¡¡¡¡¡¡¡¡¡El control del mundo!!!!!!!!!
Un día como cualquier otro y cuando faltaba ya muy poco para poner en marcha mi fabuloso plan, me fui a la escuela por la mañana, no sin antes despedirme de mi grandioso ejercito, que ya obedecía mis ordenes al pie de la letra y sin titubear.
Al regresar fui corriendo al fondo de mi casa para encontrar a mi ejercito de poderosas hormigas asesinas, sin embargo lo que vi, me dejo helado como el cubito de hielo que flotaba en el vaso de vino de mi abuelo que me miraba con una sonrisa.
Todo mi ejercito yacía allí, muerto, diezmado por completo, ni un solo sobreviviente para poder contarme lo sucedido. Entonces con un grito desesperado dije:
-¡Mama! Que hiciste con las hormigas?
_ah hijito, viste que plaga, se comían el jazmín, pero no te preocupes, ya tire veneno y las mate a todas.
Nuevamente mi madre era la salvadora involuntaria de la humanidad, aunque ya comenzaba a intuir que posiblemente existiera un complot de la humanidad y mi madre para frustrar mis planes de dominio global.
Nuevamente mis cálculos fallaban gracias a los actos destructivos de mi madre.
La próxima vez no te salvaras humanidad, actuare muy lejos de mi madre, la próxima vez caerá el mundo ante mi voluntad, lo prometo.

2 comentarios:

Jesse Leyva dijo...

ah!!
me encantó tu escrito !!
me senti realmente un espectador sobre todo en la parte final en la que su santa madre...acabó con todo!! y el abuelo tambien me parecia..un espectador genial!

hahahahaha

un beso!

Proletario dijo...

Gracias Jesse, fue un momento dificil, pero en fin.
Me encanta que me visites.

Te mando besos!