Golpean muy fuerte la pintoresca puerta ornamentada de fino roble libanés, del eminente doctor en medicina Hans Goebbels, premio Nóbel en salvar vidas y dedicado altruista; al abrir desconcertado se encuentra con una imagen ya contemplada miles de veces a lo largo de su prominente carrera, un hombre convaleciente por una herida de gravedad en el vientre que por esas casualidades del destino ha arribado a su morada, templo hipocrático de salvación.
Luego de desesperadas semanas de combate feroz con la muerte, el moribundo, al fin recobra el sentido…
-¡Bienvenido a la vida amigo! Dice el Dr. Hans con sentida alegría.
- ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? Desorientado pregunta el desconocido
Una vez que el amable Doctor lo puso en conocimiento de todo lo ocurrido, el recuperado prosigue…
- Ahora entiendo todo y le quedo muy agradecido, pero fíjese Usted que en el destino yo no creo, Doctor.
- ¿Por qué dice eso mi amigo? Interroga con desconcierto el medico salvador.
- Le voy a confesar un secreto, y espero sea digno guardián del mismo.
- Cuente con confianza amigo; dice con seguridad el Doctor.
- Soy de profesión asesino, y en una pelea cerca de su casa resulte así de herido.
- ¡Eso es terrible!, sentencia perturbado el Dr. Hans.
- No es para espantarse Doc, sepa que es la profesión más antigua del mundo, mucho más antigua que la medicina. Fíjese sino el antiguo testamento, los dos hermanos, Caín el terrible, padre y Mesías de todos los asesinos de la historia.
- No veo la grandeza que Ud. enfatiza, matar mata cualquiera, pero curar… curar solo algunos pocos. Dice consternado el Doctor.
- Ahí es donde Ud. y muchos se equivocan Doctor, matar no es nada fácil, no es algo que se aprenda en la universidad, en algunos indómitos años de juventud estudiantil; ser asesino es un arte, un arte que no se elige, es un don que vienen impreso en los genes de quienes poseen esa magnifica habilidad. Matar, Doc, matar con estilo, con profesionalismo, no es algo que pueda desarrollar cualquier mequetrefe, no señor, matar es una inspiración, matar… ¡MATAR ES DIVINO! Grita poseído el desconocido, alzando los brazos al cielo con los ojos blancos de pasión.
- Imagínese al mundo sin médicos. Dice con notada molestia el Dr. Hans Goebbels.
- Imagínese al mundo sin asesinos entonces, ¿Qué seria de la humanidad si no hubiera gente que se ocupara de descartar a la escoria que no sirve?
- ¿Acaso Usted me esta diciendo que sus asesinatos son actos de justicia? Confundido interroga el Doctor.
- Cuando Dios considero a la humanidad demasiado corrupta ya, sin salvación, ¿Qué hizo? ¿Los cambio?, no Doctor, sino todo lo contrario, envió el diluvio universal y extermino a la gran mayoría, solo salvo a quien eligió. Dijo satisfecho el asesino
- ¡acaso se esta comparando con Dios! Grita horrorizado el puritano medico. ¡esto es increíble!
- Y sabe algo mas Doctor… me contrataron para matarlo.
La impura espina de la maldad esta inmersa en todos los corazones, lo importante no es no poseerla, lo importante es equilibrarla.
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