La historia nos enseña que hay hombres predestinados a cumplir una determinada función en su vida, la que comienza un día marcado y en un lugar indicado por un extraño poder, que nunca llegaremos a comprender. El Capitán de navío Hans Langsdorff, fue uno de los elegidos por su destino. Allá en las frías regiones del mar Báltico en la más grande de las islas alemanas, Rugen, rodeada de montañas la pequeña Bergen era la Capital. Entre los escasos habitantes sobresalían las familias Langsdorff y Steinmetz, los primeros en aquellas épocas imperiales, dedicados a impartir justicia, y los segundos a difundir religión. El Dr.Ludwin Langsdorff y Elizabeth Steinmetz se habían casado bajo los ritos de las tradiciones luteranas, pensando en formar un hogar donde sus hijos cultivaran aquellos sentimientos humanos. En 1894, nace el primer hijo, Hans Wilhem, a quien desde niño se le inculcan esos ideales. Al año siguiente, nace su hermano Reinhardt. Ya con dos hijos, en 1898 el matrimonio pensando en el porvenir se traslada a la ciudad de Dusseldorf, que ya contaba con las más modernas instituciones. Allí nace en 1901 la niña Annelise. El joven Hans había demostrado siempre una clara inclinación por el mar, nacido en una isla no podía desprenderse de su medio, el
mar que lo rodeaba.
mar que lo rodeaba.
En Dusseldorff los Langsdorff, habían adquirido una cómoda mansión para albergar a su familia y disponer de oficinas, para quien ya era un reconocido abogado y escalaba posiciones en la vida judicial de la ciudad, llevándolo a ser juez de la Alta Corte. Pero el destino lo llevó a tener por vecinos a la familia del Conde Maxilimian von Spee, quienes se convertirían en héroes nacionales del imperio alemán en la batalla naval de Malvinas en 1914. Los dos hijos del Conde y Vicealmirante habían ingresado en la Marina de Guerra en 1903. El joven Hans influenciado por aquella presencia cercana del famoso marino y sus hijos, a quienes saludaba respetuosamente a menudo, y simulando en emular sus hazañas, ingresa en la academia naval de Kiel en 1912, contra la voluntad de sus padres, quienes soñaban que seguiría la carrera judicial o religiosa, pero apenas había cursado dos años, se desata la Primer Guerra Mundial y el cadete Langsdorff es embarcado en el acorazado Grosser Kurfurst, prestando servicios como artillero.Por su valerosa conducta es ascendido en 1915 a teniente, ya en la Primera Guerra. En 1916 el Almirante Scheer sale al mar desde Wilhemshaven al mando de la flota de alta mar, con más de 100 barcos a desafiar a la poderosa Royal Navy, dándose la sangrienta batalla de Jutlandia, donde el Teniente Langsdorff gana su primera Cruz de Hierro. Después de su licencia es destacado a comandar barreminas, riesgosa tarea que se prolonga después de finalizada la guerra en la limpieza de los mares hasta el año 1922, cuando es ascendido a Teniente Capitán. En 1923, estando en las oficinas de la Armada de Dresden, conoce a la Srta. Ruth Hager, contrayendo matrimonio en marzo de 1924 y naciendo su primer hijo el 14 de diciembre, a quien pusieron el nombre de Johen. En Octubre de 1925 en una Alemania derrotada, empobrecida y trabajando solo para pagar las pesadas deudas de guerra que le impusieron los vencedores, Langsdorff es trasladado a las oficinas del Ministerio de Defensa en Berlín en la turbulenta época de la
República de Weimer. Su cargo era nada menos que coordinar las relaciones entre la armada y el ejército.
En 1926 realiza cursos de mando superior destinado a preparar oficiales para la nueva organización naval. En 1927 es designado a comandar una flotilla de lanchas torpederas y en abril de 1930, es ascendido a Capitán de Corbeta. En 1931 en el otoño, es llamado nuevamente a Berlín, sabiendo que poseía extraordinarias habilidades administrativas, iniciando así una carrera parcialmente política dentro del Ministerio de Defensa, cuyo ministro era el célebre General Schleicher. Trabajó con entusiasmo, ganándose el respeto y la consideración de sus superiores. Pero en 1933 cuando Hitler llega al poder, la política se introduce en sus tareas y Langsdorff se siente desplazado y humillado por los fanáticos civiles que ocupan posiciones de los profesionales del mar. En 1934 pide su regreso al servicio naval, pero es enviado al Ministerio del Interior. El 30 de junio de 1934, la condesa Huberta Spee, rompe la clásica botella de champagne en la proa del nuevo buque de guerra, y es botado el más tarde famoso Panzerschiff Admiral Graf Spee, bautizado así en honor a su padre. En 1935 fue ascendido a capitán de fragata. En 1936 la desgracia golpea su hogar, falleciendo su hijo Klauschen con apenas 7 años. Ese mismo año se realiza en Ginebra, la conferencia de las Armadas, y se trata el tema sobre la "Humanización de la guerra en el mar", doctrina que al C/F Langsdorff despierta sumo interés, y luego llevará a la práctica. Pasa a prestar servicios en el Estado Mayor del Almirante Bohen, comandante de los prestigiosos acorazados de bolsillo.
En 1936 y 1937 a bordo del A.Graf Spee, interviene en la guerra civil española y en la operación cóndor. El 1 de enero de 1937, por sus méritos es ascendido a Capitán de Navío. Ese mismo año el Admiral Graf Spee fue designado buque insignia de la Armada Alemana y presentado al mundo en la famosa revista naval internacional de Spithead, causando asombro y recelo en las potencias aliadas que controlaban la construcción de buques de guerra en Alemania. En octubre de 1938 fue designado su comandante, cuando ya asomaban nubarrones que predecían en Europa una guerra más. El 21 de agosto de 1939, el Admiral Graf Spee se escurría en la noche alejándose de su puerto con rumbo Norte amparado en la neblina, a cumplir su misión más secreta, que constituía en la destrucción de la marina mercante británica sin la cual Inglaterra podría ser vencida. El 1 de Septiembre del 39, se reúne en el Atlántico con su barco nodriza, el petrolero Altmark, que le suministraría combustible municiones y provisiones para la tripulación.El día 3, cuando las tropas alemanas habían ya invadido Polonia, recibe la noticia que Inglaterra y Francia han declarado la guerra al III Reich. Se pone en marcha la orden de operación: atacar la flota mercante, y evitar el encuentro con buques de guerra. El Cap. Langsdorff consiente de su triste misión de atacar indefensos barcos mercantes, se ve obligado a cumplir las órdenes del Alto Mando, ejercidas directamente por Hitler, amo y señor. En sus 120 días de correrías por el Atlántico y el Indico, encuentra y destruye nueve cargueros ingleses, tomando a bordo sus dotaciones pero cumpliendo, a veces con exceso, con las normas que marcaban la Convención Internacional de la Haya sobre la guerra marítima. No estaba en su sano espíritu de profundas raíces religiosas y de justicia, hacer sufrir a seres humanos. Para él simples marinos mercantes, jamás podrían ser sus enemigos. Llegaba el fin de año y prometió a su gente llevarlos de vuelta a casa en los primeros días del año 1940, lo que dio renovadas energías a aquellos más de 1000 hombres bajo su responsabilidad. Pero el destino le marcó otro camino. Ya navegando hacia el Norte, casi cumplida su misión, recibe órdenes de observar la salida del Río de la Plata, por donde numerosos barcos ingleses partían cargados. Pone rumbo al sudeste, se acerca a las costas Brasileñas, y a 280 millas al este de Rocha (R.O. del Uruguay) donde esperaba encontrar un convoy, choca de frente con tres cruceros ingleses que lo esperaban allí mismo. El combate duró algo menos de dos horas.
El Admiral Graf Spee acorralado se defendió con increíble coraje ante un enemigo tan superior, en su prueba de fuego. El Comandante Langsdorff sintió que se le exigían todas sus capacidades morales y físicas para salir no triunfante, pero al menos con vida. Fue herido, perdió en conocimiento, se recuperó y siguió dando órdenes. Atacó a su enemigo más poderoso, el Exeter y lo obligó a retirarse de la escena, casi destruido, sintió piedad por aquella gente y se negó a hundirlo. Recorrió la cubierta de su buque, bañada en sangre, observó 36 marineros muertos y más de 50 heridos y resolvió poner fin a la masacre y venir a Montevideo a dejar sus muertos en el cementerio, los heridos en el hospital, y reparar las averías de su buque, confiando en que autoridades, y pueblo uruguayo con respeto por su situación. En la medianoche del 13 de diciembre, el Admiral Graf Spee larga sus anclas en el antepuerto sin cumplir las formalidades reglamentarias. Al día siguiente se presenta ante su embajador, y allí mismo comienza un intrincado ajetreo político, militar y diplomático, que pone al Uruguay como centro de la atención mundial.
Decenas de miles de montevideanos concurren emocionados al sepelio de los 36 jóvenes, al día siguiente. Langsdorff se ve acorralado, ha caído en una trampa mortal para su buque. Pide tiempo suficiente para reparar sus averías, el gobierno en base a la magnitud de las averías denunciadas, y de acuerdo a las leyes internacionales, siempre de muy diferente interpretación, otorga un plazo acorde. No logra convencer al gobierno y decide enviar su gente a Buenos Aires y destruir totalmente su buque, para evitar que caiga en manos enemigas, ansiosas de conocer sus secretos. Así se hace, la metodología germánica, no falla, y la tripulación llega a Buenos Aires, el acorazado es destruido por el fuego, en el límite de las aguas territoriales uruguayas, ante la mirada incrédula de decenas de miles de personas. Ya en Buenos Aires, el Cap. Langsdorff entrega la tripulación, la que queda bajo tutela del estado argentino, recibiendo alojamiento, alimentación etc. y la simpatía de la colonia alemana. Langsdorff, ya nada más puede hacer, ni por sus hombres, ni por su patria. Con profunda tristeza recuerda su hijo Johen, a su pequeña Ingrid y su esposa Ruth, escribiendo una carta de despedida. Otra carta a sus superiores, explicando su resolución final, con la frase "para un capitán que tenga sentido del honor, el destino propio no puede se diferente al de su buque". En el silencio de la noche porteña, mezclado al ruido de grúas, bocinas y vehículos en el muelle, pasa desapercibido el seco sonido de un disparo. El Cap. Langsdorff, ha terminado su carrera, con la conciencia tranquila de haber cumplido su deber, y como él lo dice: "me voy con mi Dios".-Para terminar, a modo de ejemplo, dos hechos que hablan por si solos. Conocido el suicidio, desde Montevideo viajó a Buenos Aires uno de los capitanes mercantes ingleses portador de una corona de flores para su sepelio, en nombre de " Los Capitanes Mercantes Ingleses". El Capitán Patrick Dove (del África Shell) siendo prisionero de Langsdorff, entabla una verdadera amistad con él, no solo llora su muerte, sino que años más tarde escribe un libro sobre esta experiencia, cuyo sugestivo titulo es " Fui prisionero de un caballero"
Por: Ricardo delle onde
Etimología
Con este fin se enviaron varios destacamentos del Ejército Rojo con órdenes directas: "Retomar Ucrania a cualquier precio y bajo cualquier medio". Esto desembocaría en una valerosa y fatídica resistencia que duraría cuatro años y en la que los ucranianos no solo debieron de enfrentarse contra las tropas comunistas, sino que además debieron simultáneamente resistir le avance del Ejército Blanco -leal a los Zares- y varios conjuntos de tropas polacas y alemanas que se disponían a carroñar las partes occidentales del país. Como resultado cientos de miles de hombres perdieron su vida, cientos de miles de mujeres fueron abusadas y toda la población fue hambreada hasta los huesos, ya que Lenin decretó que el grano producido en Ucrania debía ser enviado a las grandes ciudades Rusas.
El Holodomor, o el Holocausto Ucraniano
Al morir Lenin en el 24 subiría al poder una de las peores escorias que éste planeta ha visto: el carnicero Stalin. Tras "reacomodar" la situación en su país Stalin consideraría inaceptable que las fértiles y ricas tierras ucranianas fueran tan "independientes", por lo que comenzaría una serie de políticas horribles con el fin de amedrentar su espíritu nacional y adueñarse de la poca libertad que aun les quedaba. La primer medida fue el fusilamiento o la detención de miles de científicos, artistas y políticos bajo la falsa excusa de "agentes contra-revolucionarios". Conjuntamente ordenó la persecución de todos los Kulaks -granjeros con más de 10 hectáreas de tierra-, por lo que millones de personas fueron removidas de sus tierras en el temible proceso de "colectivización". Incluso la antecesora de la KGB, la GPU, era enviada a aterrorizar a la población civil para obligarla a "cooperar con el gran plan". No obstante, el orgullo del pueblo ucraniano llevó a las personas a combatir las medidas. Mucha gente prefirió quemar sus pertenencias y arrojar sal en la tierra antes que cedérselas al régimen comunista; otros amaban milicias paramilitares que atacaban destacamentos del ejército de Stalin.
Temiendo que esta insurrección, este clamor por la libertad, se expandiera al resto de los territorios soviéticos Stalin ordena una apropiación masiva de toda la producción agrícola-ganadera de Ucrania; conjuntamente se ordenó establecer un ferreo bloqueo militar en las fronteras con el fin de evitar el ingreso de ayuda externa. Como resultado y ya para el año 1933 Ucrania se encontraba totalmente vacía de comida, siendo los ancianos, los niños y las mujeres embarazadas los primeros en caer. Según relatos de sobrevivientes cuando los perros, los gatos y los pájaros se acabaron las calles comenzaron a plagarse de cadáveres, mientras que al mismo tiempo los graneros se encontraban abarrotados con "grano de reserva".
La dura cortina de hierro que impuso el régimen comunista hace imposible hoy en día saber la cantidad exacta de muertes, pero las estimaciones más conservadoras varían de 5 a 7 millones. En total 1/4 de la población Ucraniana cesó de existir, y se calcula que en el peor momento por día morían de hambre unas 25 mil personas. De ésos 7 millones se calcula que de 2 a 3 millones fueron niños nacidos entre 1932 y 1933. 


























Aquí esta una selecta selección de armas de bolsillo, bastante útiles cuando uno debe actuar de incógnito o simplemente no quiere andar cargando trastos pesados. Vemos navajas de tamaños varios; la mas pequeña combina con la mini hacha y la mini maza, instrumentos aptos por si los zombies nos encogen con alguna maquina encoge-hombres (desconozco si los zombies poseen esa tecnología, pero no puedo confiarme. Sigue un práctico shuriken; y la querida y bien ponderada “manopla” rompe pómulos, siempre útil en grandes tumultos.
A continuación un grupo de cuchillos netamente argentinos “Facón” es el nombre que se les da a estos tres primeros ejemplares, en este caso en tres tamaños diferentes. El que esta por debajo de estos tres es un puñal artesanal hecho con la hoja de una bayoneta Mauser de 1891, figurando en la hoja el año y la inscripción de Ejercito Argentino. Y el ultimo un filosisimo puñal criollo realizado con el acero del elástico de un auto Fiat 1600.
Estas son especiales para el combate cercano, un machete prusiano de la Primer Guerra Mundial, y un gigantesco kukri, extraño por su considerable tamaño, mas parecido a una falcata o a un kopys que a un simple kukri (va bastante bien, por su peso en la parte delantera de la hoja la decapitación sin anestesia de cualquier enemigo fisgón).
Una muestra de pequeños puñales, el último fue el primer cuchillo que tuve, lo adquirí cuando tenía 14 años. La preparación contra los enemigos viene desde hace tiempo.
Un cuchillo japonés, la vaina y la empuñadura están ricamente ornamentadas; un machete estilo “Jason de martes 13”; un puñal pavonado tipo comando y por ultimo, y no menos importante y bastante poco común, una masa de combate con su cadena y todo, especial para desplomar enemigos de un solo golpe.
Acá tenemos un cuchillo de monte con una gruesa sierre en su lomo, corta de verdad y mucho; arriba de todo tenemos una bayoneta de un muy buen acero alemán, me fascina el sonido que canta cuando la desenvaino, ese mágico silbido queda flotando unos segundos en el viento; el de l medio es un afiladísimo y robusto cuchillo “Jaw”. Como dije, tiene mucho pero mucho filo, rebana lo que sea como manteca; el de abajo es un ibero, cuchillo “chanchero” como le llamamos por estos lados, un gran cuchillo de caza y de una marca legendaria, un “Perpiña & Porcel, con una buena funda de cuero, trae en el bolsillo una piedra para darle el toque final de filo preciso.
Acá, una serie de instrumentos, no muy refinados, pero si efectivos de golpe o percusión, hay para todos los gustos y de todos los tamaños, y puedo asegurarlo, un golpe bien dado y en verdad duele cabrón!.
Tres katanas, la primera, bien pesada y cojuda, con un filo del demonio, esa es algo antigua, la pequeña daga que se observa cruzada por encima de ella viene incorporada en la vaina, es un puñal oculto para esas ocasiones donde el disimulo puede salvarnos la vida.
De abajo hacia arriba, un puñal musulmán, norte africano, en la hoja tiene grabada la estrella de cinco puntas y una media luna; un poderoso cuchillo con la hoja con una curvatura hacia abajo, asemeja o toma su forma del petz kebz; una barreta, pesada y fuerte, ágil para cualquier golpe definitivo, y arriba dos hachas leñadoras, cualquier maravilla se puede esperar de ellas.
Selección de puñales y dagas varias, creo que mis preferidas, de izquierda a derecha, una daga con la empuñadura muy pesada y trabajada ricamente en bronce, presenta un zorro sobre un yelmo, abajo el león alado de San Marcos y sobre el borde rayado una cruz; sigue un kukri del ejercito británico, de los gurkhas con la inscripción en su hoja: “119 gorkha army” lleva dos prácticos mini-puñales que se utilizan como herramientas, uno de ellos esta grabado con el numero también 119; sigue un cuchillo “Tanto” exquisito, el mejor cuchillo de combate que haya tenido en mis manos; y por ultimo una daga llamada “colmillos de cobra” es una excelente daga asesina, tan punzante como el frío del averno.
Detalle de la empuñadura del primer puñal.
Y por ultimo mis primeras dos grandes armas, ellas fueron quienes despertaron el instinto en mi, mi ballesta “CODEL” y una “gomera”, “hondera”, “reportera”, o como quiera llamarla, puedo decir casi sin exagerar que mi puntería es casi imbatible con ella.