18 enero 2010

La supremacía del más honesto. ¿Realidad o estupidez mental?

¿Habría que matar a los delincuentes?
¿Qué se puede hacer con los miles y miles de jóvenes perdidos por la droga y la delincuencia?
¿Se puede realmente hacer algo?
La verdad, ya, a esta altura de los acontecimientos no me interesa sin son las victimas o los victimarios. No me interesa si un pobre villero, porque nació pobre y en una villa roba y mata para desquitarse con la sociedad que lo condeno de antemano y no le dio las mismas oportunidades.
La verdad ya no me interesa.
Me gustaría poder tomar a cada criminal, a estos “negritos patasucias”, estos cumbieritos dragones de cuarta y poder prenderlos fuego a todos juntos.
Y así, poder desarrollar diferentes tipos de ajusticiamientos en base al delito que haya cometido.
¿Si se droga? Ya no me importa.
Muerto el perro, se acabo la rabia.
¿Se los puede recuperar? ¿Quieren ser recuperados?
Ya no me importa. Solo quiero matar, lisa y llanamente a todo criminal que atente contra la vida o los bienes de los pobres pelotudos, que también nacimos pobres pero que a diferencia de ellos elegimos la honestidad de rompernos el culo a diario para ganarnos los míseros sueldos que nos pagan.
Entonces, ya no me importa si lo que digo esta bien o esta mal.
Ya no me importan los entupidos derechos humanos que siempre están a favor del delincuente.
Ya no me importa lo que se piense de mi forma de pensar.
Solo quiero justicia, y la justicia es la muerte de todos los delincuentes.
Así de sencillo, así de simple.

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