25 abril 2009

Cienaga furiosa

Caigo desenfrenadamente como una babosa indiscreta que patrocina las desagradables conjeturas del incauto politeísta sin remedio.
¿Cuando estaría llegando al fin? Muy pronto las garras asquerosas de la profundidad de las fauces histéricas de la deformidad crónica de las irinias sacudirán lenta, pero constante la cabeza mal forme e iracunda de Atlas, que, ya sin agonía sostiene resignado las cavernosas paredes del terrario.
Las paredes cenagosas se deterioran más cada paso que trato de dar sin las pausas que debería tomar entre paso y paso.
Los que dominan la sabiduría de la mentira dirigen furtivamente las ala de la realidad, que, como en un sueño, nos transporta hacia una realidad más terrorífica que la propia realidad.

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